¿Les ha pasado que están haciendo algo que les gusta y el tiempo se va volando? ¿Y que, por el contrario, cuando nos enfrascamos en una tarea que no nos gusta, aunque sea unos pocos minutos parece durar horas?

Cuando hacemos algo que nos gusta volcamos toda nuestra atención a esto, quedamos totalmente inmersos en la experiencia, no nos damos cuenta de casi nada de lo que pasa a nuestro alrededor, ni queremos que nada nos distraiga.

¿Qué es lo que hace que nos guste hacer algo, que lo disfrutemos tanto que nos olvidemos de todo lo demás? Mihály Csíkszentmihályi llamó a este estado el estado de fluir y lo definió así:

El placer, deleite, creatividad y el proceso en el que estamos inmersos totalmente en la vida. Fluir es el estado en el que las personas entran cuando están inmersas en una actividad y nada más importa. La experiencia en sí misma es tan agradable que las personas la seguirán haciendo aunque tengan que sacrificar otros aspectos de la vida sólo por el hecho de hacerlos.

Mihály Csíkszentmihályi

Este concepto parece que muchas veces se aplica a nuestros pasatiempos o cosas que nos gustan. Por ejemplo, si salgo con mis amigas a conversar y tomar un café, si voy a cine a ver una película, si paso el fin de semana en una maratón de Netflix. Pero muchas parece distante de nuestra profesión.

El libro recomendado de este mes es Ikigai. Secretos del Japón para una vida larga y feliz de Héctor García y Francesc Miralles los autores nos dan una serie de consejos para lograr entrar en ese estado de fluidez, no sólo en nuestros pasatiempos, sino también en nuestra profesión.

¿Qué podemos hacer para vivir nuestra vocación en ese estado de fluir? Quiero compartirte la forma cómo yo los he entendido, con algunas aplicaciones a nuestra profesión:

1. ¡Elegir un reto!

Es cierto que una de las cosas que más me motiva en mi búsqueda de nuevas metodologías, actividades y tecnologías es, por supuesto, la motivación de mis estudiantes. Pero tengo que confesarles, que otra razón muy grande es mi propia motivación para enseñar el contenido o las habilidades que tengo asignadas.

Cuando conozco algo nuevo y preparo una actividad, una clase e inclusive una unidad, no veo la hora de ir al colegio y aplicarla con los estudiantes. Quiero ver las caras que pondrán mis estudiantes, quiero escuchar sus comentarios y sobre todo, quiero verlos realizando la actividad como tal.

En muchas ocasiones les he comentado que hay veces en que simplemente me quedo sentada en mi puesto mirándolos realizar las diferentes actividades y eso me da una felicidad inmensa.

Si llevamos mucho años enseñado un mismo contenido de la misma manera, es muy probable que nosotros mismos nos sintamos desmotivados para ir a dar esa clase. Te invito a que te atrevas a explorar nuevas metodologías y a aplicarlas con tus estudiantes y te aseguro que la motivación con la que vas a trabajar cambiará notablemente.

2. ¡Concéntrate en una sola cosa! 

Creo que uno de los males más grandes que vivimos los seres humanos de nuestro siglo es el multitasking o ser multitareas. No sé de dónde salió el concepto equivocado de que si juntamos varias tareas vamos a ahorrar tiempo.

Afortunadamente con el paso de los años y el estudio de las diferentes generaciones aplicando esta técnica que tanto daño nos hace, la evidencia científica ha comenzado a mostrarnos que las personas multitareas son poco productivas. Es más, suelen ser las menos productivas.

Cuando decimos que estamos haciendo multitarea, lo que estamos haciendo es cambiar de una tarea a otra rápidamente y nuestra energía se gasta en esto en vez de centrarse en realizar bien una de estas tareas. Además, si el cerebro está continuamente cambiando de tareas, pierde tiempo, incrementa el número de errores y la retención de la memoria es peor.

Quiero compartirte aquí algunos consejos o técnicas que pueden ayudarte a concentrarte en una sola tarea. Algunas estrictamente relacionadas con la tarea como tal, y otras que parece que no tienen relación, pero que son una buena preparación y entrenamiento para nuestro cerebro:

  •   No mires ninguna pantalla ni a la primera, ni la última hora del día. También hay muchos estudios científicos que cada vez nos dan más información de cómo estar expuestos a dispositivos todo el tiempo aceleran nuestro cerebro y lo hacen saltar de una idea a otra.
  • Haz ayuno de dispositivos electrónicos un día a la semana. Puede que en semana nos sea más complicado, pero puedes elegir un día del fin de semana para desconectarte. Tengo que confesarles que en el momento en que estoy escribiendo esta entrada yo no lo aplico. Pero es un propósito que me estoy haciendo en este momento. ¡Domingos sin dispositivos electrónicos!
  •  Apaga el teléfono o ponlo en modo nocturno en los momentos que consideres importantes de tu trabajo. ¡Tu actividad es lo más importante del mundo durante este tiempo que has elegido para ti Esta es la principal razón por la que no comparto casi historias en instagram durante el día, sino que espero a llegar a mi casa. Mientras estoy dando clase, quiero que mis estudiantes tengan toda mi atención. De igual manera intento no contestar mensajes o quedarme chateando con nadie. No quiero decir con esto que no mires el teléfono en todo el día. A veces tenemos horas libres y no hay problema en que cojamos el celular y miremos algunos mensajes o redes sociales. Cada persona puede ir encontrando el equilibrio que le ayude en este punto.
  • Lee y responde correos y mensajes en un tiempo específico. En mi caso lo hago iniciando el día antes de que lleguen los estudiantes y a la hora de la salida. Por esta misma razón, no tengo ninguna notificación del trabajo ni en el computador que uso para trabajar ni en mi celular. Si pasa algo urgente estoy más que segura que los padres de familia o los administrativos van a realizar una llamada.
  • Inicia y termina tu tiempo de trabajo con un ritual que te guste.
  •  Divide cada actividad en grupos de tareas relacionadas y separa cada grupo en lugares y tiempos diferentes. Por ejemplo, no te pongas a pagar facturas en tiempo de trabajo. O a leer un libro personal. Inclusive a estudiar para tu maestría. Organiza el tiempo que tienes por fuera del trabajo para estas actividades. Y en lo ideal respeta el tiempo que tienes en tu trabajo para las tareas de tu trabajo.
  • Si es necesario que te lleves algunas tareas para tu casa márcate un límite. Ya en alguna ocasión les había compartido un poco de esto. Es importante conocernos, saber qué es lo que más nos ayuda, marcarnos límites y respetarlos. En mi caso, es muy importante respetar mis fines de semana para las otras actividades que me gustan y me hacen sentir feliz. Por esto, cuando en algunos momentos de mi carrera me he visto en la necesidad de trabajar por fuera del colegio, siempre he decidido quedarme unas horas más en la tarde, pero no tocar nada de trabajo el fin de semana. Algunas personas prefieren llegar una hora antes al colegio para tener la tarde libre. Otras trabajar la tarde del domingo para no tener más trabajo en semana. ¡Todas son vállidas!
  • Si tienes la posibilidad de tener periodos largos de trabajo (sé que a veces para los docentes es escaso pues tenemos 45 min de trabajo personal y después clase y así nos vamos yendo a lo largo del día) programa descansos. Uno de los más famosos es la técnica pomodoro que recomienda trabajar 25 minutos y descansar 5 minutos o también puedes trabajar 50 y descansar 10.
  •  Entrena tu consciencia para volver al presente cuando notes que te distraes. La meditación es una técnica que puede ayudarte a ello.

3. Ten un objetivo claro que conduzca al éxito

Este punto va muy unido al multitareas, pero tiene otra conotación diferente que vale la pena ahondar en un punto aparte. Por muchos años yo tuve la idea errónea de aprovechar el tiempo. Si mis estudiantes se estaban demorando cinco minutos en llegar, sacaba unos trabajos pendientes y comenzaba a calificarnos.

Después mientras realizaban una actividad, abría el correo y comenzaba a contestarle a un padre de familia. Pero por supuesto que un estudiante se acercaba y el correo se me quedaba en la mitad.

Más adelante en los 45 min que tenía libre comenzaba a planear las clases de la semana siguiente.

Con esa idea de tratar de aprovechar el tiempo, yo estaba continuamente “aprovechando” cada cinco minutos que tenía libres, empezando un montón de cosas que no terminaba y de repente al final del día me sentía agotada y frustrada por tener tantas cosas empezadas sin terminar.

Y esto al mismo tiempo me generaba una sensación de agobio por la cantidad de cosas “pendientes” que tendría para el próximo día.

A medida que empecé a dejar el multitarea, también me empecé a marcar objetivos para cada día, que en la mayoría de los casos puedo cumplir. Mientras llegan los estudiantes no hago nada. Sólo los espero. Mientras mis estudiantes realizan una actividad lo único que hago es caminar por el salón, mirar cómo están trabajando, darles retroalimentación o sentarme con un grupo de ellos que requieren mi ayuda.

Las tareas que sé que son largas y me toman mucho tiempo, las programo para tiempos largos. Por ejemplo, cuando trabajaba en Colombia el día que tenía más horas de trabajo personal juntas, las reservaba para la planeación y preparación de las actividades de la semana entrante. Y los días que sólo tenía unos 45 min. libres, calificaba alguna actividad sencilla.

Así he logrado sentirme satisfecha la mayoría de los días porque cumplo la mayoría de las tareas. Y cuando no alcanzo a terminar una, está bien.

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