El término padres helicópteros se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos. Se refiere a esos padres que se enfocan en exceso en sus hijos, están constantemente encima de ellos y tienen demasiada responsabilidad en sus experiencias, éxitos, fracasos y tareas. Quieren estar en todo lo que hacen y llegan a excesos de sobreprotección, control y búsqueda de perfección. ¿Y qué pasa con los docentes? ¿Hay profesores helicóptero? 

Desafortunadamente sí. A pesar de que desde hace algunas décadas la educación ha ido evolucionando para que el estudiantes sea el centro y el líder de su proceso de aprendizaje, a muchos docentes les cuesta hacerse a un lado ya que sienten que si sus estudiantes no aprenden como él enseña, no lo harán bien.

¿Por qué debemos evitar ser un profesor helicóptero?

Una de las situaciones que más satisfacción y sentimiento de logro produce en los estudiantes, es encontrar la solución a un problema o a un reto o descubrir algo como resultado de su esfuerzo.

Muchas veces he tenido estudiantes que se acercan a mí con sus preguntas o con una tarea que no pueden resolver. Yo trato de guiarlos con preguntas que los lleven a la respuesta. Ver en sus ojos cómo razonan, construyen su pensamiento y finalmente tienen ese momento de comprensión que siempre va acompañado de una sonrisa, me causa una gran alegría en el interior.

No les robemos estos momentos.

Además, una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar en nuestros estudiantes es la capacidad de resolver problemas. Sé que como docentes es más fácil resolver el problema que guiar a los estudiantes e invitarlos a que busquen estrategias para hacerlo por sí mismos.

Yo esto lo vivo con cosas tan sencillas como que un estudiantes me pregunte: “Se me acabó la hoja, ¿qué hago?” Me ahorraría mucho tiempo si simplemente le dijera que pasara a la otra hoja. Pero cuando en vez de esto le pregunto qué cree que debe hacer para resolver este problema, puede que me demore más tiempo, pero le estoy dando un gran aprendizaje.

Le estoy enseñando a buscar una solución a sus problemas en vez de esperar que los adultos le solucionen todo.

Algunos comportamientos de los profesores helicóptero

  1. No es capaz de hacerse al lado y dejar que los estudiantes construyan su propio aprendizaje, sino que siente la necesidad de explicarlo todo y de que los estudiantes lo aprendan tal y como él lo enseña. 
  2. Constantemente le recuerda a los estudiantes lo que tienen que hacer, cómo tienen que hacerlo y para cuándo tienen que hacerlo.
  3. No invita a los estudiantes a pensar cómo solucionar los problemas sino que los soluciona por ellos.
  4. Ante la menor muestra de dificultades en sus estudiantes, salta a explicar de nuevo el tema y a indicarles lo que tienen que hacer.
  5. Está cargado de actividades porque cree que todas las responsabilidades del salón de clase las tiene que hacer él o no quedarán bien hechas. 

Cómo hallar el balance entre ser un profesor helicóptero y no prestarle suficiente atención a los alumnos 

  1. En los primeros días de clase establece muy claramente las expectativas y los acuerdos de clase. Muchos docentes hablan de reglas. A mí me gusta hablar de acuerdos. Además, para fortalecer la autonomía de los estudiantes, son ellos mismos los que determinan cuáles son necesarias y cómo debemos vivirlos. Se los planteo con la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos tener un año casi perfecto? Puedes leer más aquí: ¿Cómo establecer las normas de clase al inicio del año escolar?
  2. Trabaja en los procedimientos de clase para que los estudiantes tengan claro cómo se realiza cada una de las actividades. Esto aplica para actividades tan sencillas como hacer fila, hasta cómo se trabaja por proyectos. Cuando veas que algo no está funcionando en tu clase y/o que te está dando más trabajo del que corresponde, pregúntate si hay un procedimiento establecido. Si no lo hay, invierte el tiempo que sea necesario para hacerlo. Puedes leer más sobre este tema aquí: los procedimientos en el aula de clase.
  3. Establece responsabilidades en tu salón de clase. En un inicio esto es una inversión de tiempo pues debes explicar y trabajar en conjunto con tus estudiantes para definir cada responsabilidad. Pero una vez que los estudiantes las llevan a cabo sistemáticamente, lo único que deberás hacer es corregir si algo no está saliendo bien o crear una nueva responsabilidad cuando lo veas necesario. En esta entrada te cuento un poco más de una dinámica para crear y distribuir las responsabilidades en el salón de clase de forma que estás surjan de los estudiantes y sean ellos mismos los que las definan y las lleven a cabo: ¿Qué es necesario para tener un salón de clase funcional?
  4. Utiliza diferentes metodologías que tengan al estudiante como el centro de su proceso de aprendizaje. Son metodologías en las que el docente plantea un problema, un reto o una pregunta y los estudiantes van construyendo el aprendizaje siguiendo diferentes pautas. Algunos ejemplos de estas metodologías: aprendizaje basado en proyectos, lanzar, explorar, discutir, rutinas de pensamiento visible, aula invertida, entre otras.
  5. Permite el caos en tus clases. Cuando los estudiantes están construyendo su aprendizaje y cuando utilizamos metodologías más constructivistas tendremos estudiantes realizando diferentes actividades en un mismo momento. No tenemos que tener el control de todo para enseñar. 
  6. Permite la dificultad y los errores. Diferencia si el estudiante que no es capaz de realizar una actividad puede lograrlo si lo sigue intentando o si realmente necesita tu intervención. A veces es más fácil para los estudiantes decir que no son capaces para que nosotros les digamos de nuevo lo que tienen que hacer. Cuando he tenido estudiantes en esta situación a veces he llegado a decirles que no lo hagan. Y al recibir esta respuesta, veo que lo intentan y lo logran. Esta bien si no son capaces de hacerlo a la primera. ¿Cuántas veces nos pasa esto a nosotros? ¿Y cuántas veces no nos queda más que seguir tratando hasta que lo logramos? 
  7. Permite el uso de las tecnologías. Dejemos de prohibir el uso de plataformas de búsqueda. Yo no paso un solo día en el que no busque algo en Google. ¿Por qué prohibírselo a los estudiantes? Más bien enseñémosle a usar esta herramienta y/o las que consideremos necesarias.
  8. Permite que tus estudiantes se ayuden entre ellos. Piensa en puestos estratégicos. En mi caso siempre siento a mis estudiantes en grupos que organizo buscando que haya niños con diferentes fortalezas: uno que sea proeficiente en inglés, en español, en matemáticas, en dibujo, etc. En las actividades del día a día ellos siempre tienen permitido hablar, preguntarle a un compañero, comparar respuestas. Te dejo esta entrada en la que comparto sobre ¿Cómo organizar los escritorios de los estudiantes con intención?
  9. Aprovecha el beneficio que tiene formular preguntas. Cuando un estudiante o un grupo de estudiantes se encuentren con una dificultad, antes de volver a darles toda la explicación, hazles preguntas que los ayuden a encontrar la solución. 

Cómo docentes nos cuesta mucho soltar, delegar y permitir un poco de caos en nuestro salón de clase. Pero estar todo el tiempo encima de nuestros alumnos, queriendo que todo salga como nosotros lo planificamos o como nosotros lo haríamos, no es lo más beneficioso para ellos y al contrario, puede hacer nuestra profesión más pensada y difícil de llevar a cabo.

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Soy amante de los viajes y de la naturaleza. Me encanta leer y me encanta escribir. Y sobre todo me encanta la educación. Tengo una maestría en Neuropsicología y Educación y me apasiona leer, investigar y compartir sobre este tema. Y así nace este blog. Como un espacio para compartir con ustedes un poquito sobre la apasionante tarea de educar.

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