Voy a pintar diferentes cuadros, todos de situaciones que he vivido con mis alumnos en algún momento de mi trayectoria como docente. Estoy segura de que muchos de ustedes, se sentirán identificados y estarán de acuerdo conmigo con que es importante tener un horario para estudiar.
Cuadro 1.
Juan llega del colegio. Abre la nevera y come algo. Se acuesta en la cama a ver televisión. En ese momento su madre le recuerda hacer las tareas. Allí en la cama, prende el computador y saca el cuaderno. Lee lo que tiene que hacer: 10 ejercicios de divisiones por dos dígitos. Más o menos media hora trabajando. Se mete a facebook. Ve que Juliana está en el chat, así que la saluda. Mientras ella responde empieza la primera división. Está por la mitad cuando Juliana le contesta. Se queda conversando un rato con ella. En eso escucha que hubo un gol. Levanta la mirada al televisor y se queda viendo la repetición. Busca a Francisco para comentar el gol, pero no está en el chat de facebook. Abre el whatsapp. No ve a Francisco, pero sí a Andrés. Conversa un rato, mientras también le responde a Juliana. Vuelve a mirar la división. Ya no se acuerda por qué puso ahí un 3. Vuelve a empezar. La termina. Francisco apareció en el chat, entonces también hablan del gol…Y así se le va la tarde entre ver partidos de fútbol, hablar con sus amigos y tratar de resolver divisiones. ¡¿Por qué en el colegio ponen tantas tareas?! Lleva toda la tarde ahí sentado “estudiando” sin poder hacer nada más.
Cuadro 2.
Miguel llega del colegio. También come algo y se cambia de ropa. Se asoma por el balcón y ve que los amigos de la unidad están jugando fútbol. Come a la carrera y baja para unirse al partido. A las 8:00 p.m. se asoma la mamá para que se entre a comer, se prepare y se acueste. En medio de la comida le preguntas si hizo las tareas. Miguel niega con la cabeza. Se acercan a la mochila y encuentran unos ejercicios de matemáticas, diez frases que debe escribir en inglés y estudiar para el examen de español que habían puesto desde hacía una semana, pero que aún no había estudiado. Empieza la pelea. Miguel está cansado, tiene sueño, se equivoca en los ejercicios, ya van a ser las 10:00 de la noche y se tiene que acostar porque al otro día tiene que madrugar.
Cuadro 3.
María llega del colegio y se sienta a comer algo con sus papás. Ellos le preguntan si tiene tareas. Ella piensa por un momento, pero no se acuerda de nada, así que simplemente dice que no. Al otro día en la clase de biología, la profesora pide la representación que debían de hacer del ciclo del agua. María se pone pálida y se pregunta: “¿Eso era para hoy?”… una tarea más que no trae, porque no se acordó de ella.
Estas son situaciones que todos los años he vivido como profesora. Situaciones que le causan mucho sufrimiento a los padres y a los alumnos, porque hacen que el colegio para ellos se convierta en una tortura. En una carga de tareas interminables y en una acumulación de malas notas.
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, este problema que parece tan grande y que genera tanto sufrimiento, tiene una solución muy sencilla: tener un horario para estudiar.
¿Qué es lo importante de este horario?
1. Que sea claro y visible:
Es necesario escribirlo y pegarlo en un lugar donde el niño pueda verlo todos los días, ya sea en una hoja de papel pegada detrás de la puerta, en una cartelera que esté en su pieza, en un corcho en el salón de estudio. Pero que el niño lo vea todos los días.
2. Hecho por el estudiante:
Evidentemente este horario debe ser guiado por los padres de familia, pero el niño debe estar involucrado cuando lo hagan para que no se convierta en algo impuesto por sus padres, sino algo con lo que él está de acuerdo.
3. Estable y constante:
Que no se cambie. Es el mismo para todos los días. Si los niños tienen algunas clases extracurriculares, esto también debe estar reflejado en el horario.
4. Efectivo aunque no estén los padres presentes:
Muchos padres trabajan en el momento en que sus hijos llegan del colegio y ellos están con otras personas encargadas de cuidarlos. Por esto el punto 2 es tan importante. Para que de alguna manera los niños sientan que este horario es de ellos y que van a vivirlo independientemente de la persona que los acompañe.
¿Cómo debe ser este horario?
No quiero dar un horario preestablecido, pues cada familia debe buscar lo que sea más conveniente, pero aquí les propongo una idea. Lo ideal es que el horario tenga las horas exactas. No lo hago aquí, pues cada niño llega a su casa en diferentes horarios.
1. Dejar unos minutos para que se cambie y coma algo, pues normalmente llegan con hambre.
2. Revisar la agenda para ver que tareas tiene pendientes. La mayoría de los colegio utilizan agendas o comunicadores en las que los mismo alumnos registran sus tareas pendientes. Si la institución no tiene este medio y su hijo es muy olvidadizo (como vimos en el cuadro 3), cómprele usted una agenda o una libreta en la que él registre todas las tareas, trabajos o exámenes, en el momento en que el profesor los asigne.
3. Sentarse en su escritorio de estudio (o en el comedor en su defecto) y realizar las tareas que tenga asignadas. Es muy importante que se destine un lugar para estudiar que no sea el cuarto, pues como vimos en el cuadro 1, estar al lado de un televisor o computador, no permite que los niños se concentren al máximo para rendir con sus tareas. En la entrada ¿Cuál es el lugar adecuado para estudiar? hablo un poco de esto.
4. Tiempo libre. Cada familia debe decidir en conjunto a qué se destinará este tiempo: ver televisión media hora, una hora, salir al parque, jugar juegos de mesa…
5. Comer y prepararse para acostarse.
6. Leer unos minutos antes de dormir. No está estrictamente relacionado con las tareas, pero los que han leído artículos de mi blog, saben que considero la lectura como algo fundamental en la vida de las personas. Considero que todos deberíamos destinar la menos 20 minutos diarios a la lectura.
Algunas familias dicen que sus hijos llegan muy cansados del colegio. Es válido también que el tiempo libre sea antes de las tareas para que los niños descansen. Pero en esta situación es aún más importante tener una hora delimitada, para que no suceda lo que vimos en el cuadro 2, que el niño tuvo toda la tarde libre y a penas a las 8:00 p.m. pudo ver que tareas tenía. Hora que sobra decir, no es la adecuada para estudiar.
Sé que en un primer momento puede ser difícil seguir este tipo de horario. Pero los resultados serán excelentes, no sólo porque formaran en sus hijos hábitos de estudio, sino también de disciplina.
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