Esta semana aproveché que el lunes era un día opcional de trabajo para programar la revisión veterinaria semestral de mis gatos. Una de las lecciones que aprendí cuando me mudé a los Estados Unidos, fue la importancia de tenerlos en una especie de seguro médico, pues cualquier atención es muy costosa. Hace rato quería compartirles sobre esto así que voy a aprovechar para contarles un poco más cómo fue viajar con mascotas a Estados Unidos.

En Medellín yo tenía a mis dos gatos Fantasma y Gandalf y un perro pitbull llamado Lego. Así que cuando acepté el puesto como docente en los Estados Unidos, fue muy importante evaluar qué hacer con ellos.

El caso de Lego, fue un caso especial, porque aunque oficialmente era de nosotros, pasaba mucho tiempo con la familia de mi ex. Todos los días en la mañana antes de ir a mi trabajo, lo llevaba a la casa de ellos para que pasara el día. Muchas veces me llamaban en la tarde y me pedían si se podía quedar a dormir en la con ellos. Y los fines de semana cada quince días y en las vacaciones, se solía ir con ellos a una finca que tienen en Cocorná (a dos horas de Medellín).

Traerlo a Estados Unidos implicaría un cambio de vida muy grande para él, pues pasaría de estar acompañado por gente todo el día, tener una finca para visitar, a estar encerrado en un apartamento de una sola habitación durante gran parte del día.

Por otro lado estaba la dificultad de viajar y alquilar un apartamento con este tipo de perros considerados potencialmente peligrosos. Así que la decisión que tomamos en el momento fue dejarlo con la familia de mi ex mientras mirábamos cómo serían las cosas en Estados Unidos.

Por la parte de Fantasma y Gandalf no había opción de que se quedaran, porque no tenía dónde dejarlos. En mi casa mis papás y mis hermanos y tienen 3 gatos y en la casa de mi ex tenían dos gatos por lo que allí no teníamos ninguna posibilidad. Por otro lado, la compañía de mis mascotas es demasiado importante para mí y aunque evidentemente entendía que para el perro era mejor quedarse, no quería quedarme sin ninguno de ellos.

Siendo las cosas así, comencé a averiguar los requisitos para llevarlo a Estados Unidos y las opciones de transporte.

Requisitos:

Lo primero que es fundamental en el momento en que uno va a viajar con mascotas, es buscar los requisitos que tiene el país al que vamos a viajar para la entrada de mascotas. Aunque los míos fueron muy diferentes hace cuatro años, quiero compartirles los requisitos actualizados al 28 de marzo de 2023 para que esta entrada sea también útil para ustedes.

Para entrar a Estados Unidos con una mascota, los requerimientos varían dependiendo de si la mascota ha estado en un país considerado con alto riesgo de rabia en la actualidad en los últimos seis meses:

  • Verse sanos al llegar.
  • Todos los documentos se deben presentar en inglés o con una traducción certificada.
  • Si la mascota no ha estado en un país de alto riesgo en los últimos seis meses, puede ingresar por cualquier puerto y el CDC (centro de prevención y control de enfermedades) no requiere certificado contra la rabia. Pero se debe presentar una declaración escrita o verbal de esto.
  • Si la mascota ha estado en un país de alto riesgo debe tener un certificado de vacunación contra la rabia. Las reglas de este certificado variarán dependiendo de dónde haya sido administrada la vacuna.
  • Tener un microchip compatible con el estándar ISO para identificarlo incluido en el certificado de vacunación contra la rabia.

En el caso más común que es que la vacuna contra la rabia ha sido administrada en el extranjero, se debe además de los anterior:

  • Solicitar un permiso de los CDC para la importación. Se recomienda presentar la solicitud con al menos 6 meses de antelación.
  • Tener una prueba serológica de títulos de anticuerpos contra la rabia de un laboratorio aprobado válida.
  • Llegar a uno de los 18 aeropuertos con una estación de cuarentena de los CDC: Anchorage (ANC), Atlanta (ATL), Boston (BOS), Chicago (ORD), Dallas (DFW), Detroit (DTW), Filadelfia (PHL), Honolulu (HNL), Houston (IAH), Los Ángeles (LAX), Miami (MIA), Minneapolis (MSP), Newark (EWR), Nueva York (JFK), San Francisco (SFO), San Juan (SJU), Seattle (SEA) y Washington D. C. (IAD).

Además de los requisitos de los CDC, se debe cumplir con las reglamentaciones del Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA) y de su destino en los EE. UU. La único extra que piden es que la mascota sea revisada por un veterinario cinco días antes del viaje y certifique que está libre del gusano barrenador.

Les he ido dejando los diferentes enlaces para que estén verificando esta información en todo momento pues va cambiando de acuerdo a lo que va sucediendo. Por favor, si estás planeando viajar con tu mascota NO te limites a lo que dice este blog. Entra a las páginas oficiales y revisa toda la información.

Qué medio de transporte utilizar

Aunque toda la parte de los requerimientos veterinarios parece muy complicada, realmente lo más complicado para mí fue pensar en cómo traerlos. Yo viajaba el 29 de julio y llegaría a una semana de capacitación en un hotel pagado por Participate Learning por lo que no me sería posible llevar a ninguno de los gatos.

Participate Learning recomienda que la familia llegue al menos 15 días después, pues el docente estará muy ocupado en estas capacitaciones, llegando a su pueblo de destino y realizando todas las actividades que más adelante les compartiré. Así que mi ex pareja tenía pensado viajar iniciando septiembre.

Lo primero que hicimos fue averiguar con empresas que envían a las mascotas. No quiero descartarlas del todo porque sé que muchas personas han tenido muy buenas experiencias, pero no fue mi caso. Cuando comencé a averiguar, para Carolina del Norte todas las opciones me parecían terribles, pues todas implicaban que mis gatos estarían tres días realizando el viaje e irían en la bodega del avión.

Con algunas diferencias, el primer vuelo sería a una ciudad principal (Miami, Nueva York, Washington, etc.) y el segundo vuelo a Carolina del Norte. Por la logística, pasarían una o dos noches en esta ciudad y allí también estarían en una bodega.

Solo pensar en ellos encerrados en un guacal por tres días me parecía terrible. Pero como no queríamos descartar ninguna opción sin conocer bien, subimos hasta al aeropuerto a hablar a con una de estas empresas. No recuerdo ni cómo, pero terminamos en una de las bodegas que tienen en los aeropuertos hablando con una de estas empresas y para mi sorpresa estaban sacando a unas mascotas de una auto (supongo yo los traía de un vuelo a pasar la noche allí en espera del siguiente) cuando uno de los perros se les salió del guacal y salió corriendo por la calle.

Pudieron cogerlo y lo volvieron a meter, pero hasta ahí nos llegaron las ganas de seguir averiguando por estas empresas. Vuelvo y repito, no las conozco a todas y no quiero asegurar que todas son malas, pero esa fue mi experiencia.

Descartadas estas empresas, mi siguiente opción era llevarlos en cabina, que de todas maneras era lo que había querido hacer desde el inicio. Comencé por averiguar qué aerolíneas permitían llevar mascotas en la cabina. Desafortunadamente hacía muy pocos días había sucedido el lamentable hecho de que una asistente de vuelo le había pedido a un pasajero que pusiera su perro dentro de los gabinetes del avión (y no sé por qué esta persona lo hizo) y este perro falleció asfixiado.

Así que esta aerolínea y muchas otras, tenían suspendidos los vuelos en cabina mientras replanteaban sus políticas y procedimientos. La que encontré que ofrecía la opción de llevarlos en cabina fue JetBlue. Permitían un máximo de dos mascotas por pasajero, pero para llevar una segunda mascota, se debía pagar un segundo asiento y cargo por mascota. El cargo por mascota era (y sigue siendo) de $125 dólares americanos.

Siendo las cosas así, decidí preguntarle a mi familia y amigos si alguien estaba interesado en viajar a Carolina del Norte. Yo les compraría el tiquete de venida, pero ellos debían comprar el tiquete de regreso. La primera que se entusiasmo inmensamente para esto fue mi hermana. Ella no tenía visa en ese momento, pero afortunadamente las cosas eran más sencillas en ese entonces por lo que pudo solicitar la visa en unas pocas semanas y se la aprobaron.

Algo muy importante para mencionar en este apartado es que las aerolíneas sólo permiten una cierta cantidad de mascotas por vuelo. En ese entonces JetBlue sólo permitía dos, aunque ahora leyendo he visto que permite seis. De todas maneras el mejor consejo que les puedo dar es que no compren el tiquete en línea, sino que llamen y lo compren telefónicamente para asegurarse que si haya cupo para las mascotas.

Te dejo aquí una lista de las aerolíneas que he averiguado que permiten viajar con mascotas en este momento:

Portamascotas para transportar a tu mascota

Todas ellas exigen que la mascota viaje en un portamascotas de tela pues deberás llevar a tu mascota debajo del asiento del frente como si fuera tu artículo personal.

Las medidas son: 17″ de largo x 12.5″ de ancho x 8.5″ de alto o 43.18 cm de largo x 31.75 cm de ancho x 21.59 cm de alto.

El peso máximo es de 20 lb. o 10 kg.

El viaje

Espero que estas recomendaciones que les he ido dejando les ayuden si tienen pensado viajar con sus mascotas. Por ahora, me despediré contándoles cómo fue el viaje.

Como les mencioné anteriormente, yo había viajado el 29 de julio y mi ex viajaría a inicios de septiembre con mi hermana y los dos gatos. Habíamos hablado con nuestra veterinaria de confianza para que ella los revisara y nos diera los certificados necesarios y también para que les diera un calmante que los ayudara en el vuelo.

Todo fue según lo acordado y los cuatro volaron a Miami sin ninguna dificultad. Era el 2018. ¿Alguno recuerda qué pasó en septiembre del 2018? El huracán Florence golpeó la costa este de los Estados Unidos. Para el momento en que mi familia viajaba, todavía estaba lejos de la costa, pero ya nos encontrábamos bajo constantes tormentas tropicales y los vuelos fueron cancelados.

Así que mi hermana y mi ex se quedaron en el aeropuerto de Miami en medio de una tormenta tropical con dos gatos y sin saber qué hacer. Afortunadamente, pudieron hablar con la aerolínea y consiguieron que les reprogramar el vuelo para el día siguiente. Les ofrecieron un hotel, pero este no permitía mascotas.

Para ese entonces yo me encontraba muy nerviosa, porque Fantasma no había querido ni comer, ni tomar agua, ni nada. Todo el viaje no iba a ser más de 24 horas, pero ya con este retraso podía pasar a dos o tres días y si él seguía así, podía tener un daño en su hígado o en sus riñones.

Comenzaron a buscar y encontraron cerca del aeropuerto un hotel pet friendly, así que allí se fueron. Una vez que llegaron y dejaron a los gatos, compraron comida e improvisaron un arenero con una caja. Me contaron que una vez estuvieron allí, Fantasma se sintió más cómodo y por fin comió y tomó agua.

Finalmente, dos días después llegaron a Carolina del Norte. ¡Y como pueden ver, no se demoraron nada en sentirse cómodos!

Puedes leer un poco más de lo que ha sido esta aventura, en las siguientes entradas:

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