Tener una verdadera conexión con nuestros estudiantes cambia las reglas del juego por completo. Las cambia en cuanto al manejo del grupo y las cambia en el rendimiento académico que tienen los estudiantes.
Hay muchas formas de trabajar esta conexión. Hoy te traigo unas sencillas recomendaciones que puedes aplicar cada día y que te aseguro transformarán tus clases y tu dinámica con tus estudiantes.
1. Fomenta el conocimiento permanentemente
Además de dedicar el primer día de clase a conocerlos y a que te conozcan, sigue haciéndolo a lo largo del año. Antes y/o después del fin de semana, una fecha especial o alguna festividad pregúntales cómo les fue y si quieren compartir algo. Haz de esto una rutina para que ellos sepan que sucederá y se sientan cada vez más en confianza para participar y contar sus experiencias.
A medida que va avanzando el año, mi experiencia es que, cuando llegamos a clase después de un fin de semana o de un festivo, son los mismo estudiantes me dicen que no se me olvide del tiempo de compartir y cada vez veo a más estudiantes que se sienten más en confianza para hablar delante de sus compañeros.
Si quieres conocer un poco sobre cómo implementar esta estrategia en el primer día de clase, te recomiendo la siguiente entrada: Fiesta primer día de clase.
2. Muestra interás
Siempre comienza tus clases saludando y mostrando interés por tus estudiantes. Apréndete sus nombre y trata de recordar aspectos particulares sobre los que puedas preguntarles. Por ejemplo, si alguien juega fútbol pregúntale si tuvo algún partido el fin de semana y cómo le fue.
3. Chequeo emocional
Dales la oportunidad de expresar cómo están, cómo se sienten. Puedes hacerlo oralmente, con carteles pegados en tu salón, con un Google Form u otra herramienta tecnológica. Lo importante es que les hagas saber que siempre estás disponible para ellos y para ayudarles.
A veces nos es fácil iniciar la clase entablando una conversación con nuestros estudiantes en la que compartimos cómo nos sentimos. Otras veces no nos es posible, porque aunque sabemos que este tema es de suma importancia, no tenemos la disponibilidad de tiempo para hacerlo.
Además, somos conscientes de que no todos los estudiantes se animan a hablar delante de todos sus compañeros.
Por eso te traigo dos procedimientos que te pueden ayudar a realizar estos chequeos emocionales:
El primero consiste en una serie de carteles con diferentes emociones y pegarlos en un lugar visible en el salón de clase. Cuando los estudiantes entran al salón, lo primero que hacen es tomar un ganchito de madera con su número o nombre y moverlo a la emoción con la que se identifican.
El segundo es un Google Form en el que los estudiantes escriben su nombre y marcan la emoción con la que se identifican.
Estos formularios de Google Form son una herramienta excelente para que todos los estudiantes puedan compartir. Los diseñados con caricaturas o emojis les encantan.
La tercera pregunta es un espacio abierto por si quieren comunicar un poco más y no es obligatoria. Muchos estudiantes tienen muchos problemas y no tienen con quien hablar. ¡Que rico que podamos ser esa persona para ellos!
Si algún estudiante me comparte algo muy importante en este espacio, me acerco más tarde y converso con él o ella y trato de brindarle mi apoyo.
Puedes ver estas herramientas aquí:
4. Muéstrales que eres una persona
Sigue compartiendo de ti a lo largo del año. Cuéntales de tu familia, de tus mascotas, si tienes un proyecto, si estás estudiando algo, tus planes para las festividades. Esto te acercará a ellos.
5. Abre espacios para compartir
Si no todos tus estudiantes se animan a levantar la mano y participar, abre diferentes espacios para compartir. Pueden compartir en pequeños grupos y tú te vas acercando uno por uno. O pídeles que escriban en una nota y peguen sus respuestas en un lugar de salón. O realiza un Google Jamboard. Recuerda que la participación no es sólo hablando.
Puedes profundizar más sobre este tema haciendo aquí.
6. Ríete con ellos
En un salón de clase pasan cosas chistosas todo el tiempo. Siempre tenemos un estudiante que hace comentarios graciosos. A veces nosotros mismos hacemos algo gracioso. ¡Y esto no es siempre una falta de disciplina! Si pasó algo chistoso ríete con ellos y después de unos segundos, diles que ya nos reímos y es hora de volver a trabajar. ¡Reír, une!
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