El 6 de diciembre de 2017 recibí mi oferta para trabajar como docente de intercambio en un programa de inmersión en español en el colegio Carl A Furr Elementary en Concord, Carolina del Norte. El año escolar comenzaba en agosto, así que tendría varios meses para prepararme de las diferentes maneras: económica, emocional y académicamente.

Les cuento un poco de ese proceso.

Económicamente

En la carta de oferta laboral que me habían enviado tenía el ofrecimiento de mi salario anual, así que me podía hacer una idea de lo que iba a ganar mensualmente. Sin embargo, sabía que era necesario hacer un ahorro

Ya tenía más o menos en mente los gastos que iba a tener al inicio:

  • Alquiler del apartamento
  • Pago inicial del auto
  • Compra de las cosas básicas: cama, mercado, artículos de cocina
  • Dinero para pagar el permiso de trabajo de mi ex esposo
  • Un ahorro extra porque los permisos de trabajo de las parejas se pueden demorar entre uno y tres meses.
  • Tiquete de avión de mi ex esposo (el mío me lo pagaba Participate Learning)
  • Y además, tenía que tener en cuenta que viajaba con mis dos gatos. No estaba dispuesta a enviarlos por carga por las diferentes noticias que han surgido de animales asfixiados, perdidos y demás, así que era necesario comprar dos tiquetes de avión para que ellos pudieran ir en la cabina con mi ex esposo ya que las aerolíneas sólo permiten que cada pasajero lleve una mascota. Yo tendría que viajar antes y no podía llevar a ninguno de los gatos porque en la primera semana tendría una serie de capacitaciones por parte de Participate.

No sólo para hacerme un estimado de los precios, sino también para hacerme una idea de cómo era el pueblo, cómo eran las viviendas, etc. comencé a entrar a internet a buscar apartamento cerca del colegio.

Tuve la suerte de que una compañera del colegio en el que iba a trabajar, viviera en uno de los lugares que me habían interesado y ella me ayudó mucho para averiguar costos, fechas, etc. Inclusive llegó a ofrecerme su casa para que me quedara en ella ya que en este condominio sólo había disponibilidad de apartamentos el 13 de agosto y yo llegaría a Concord el 3.

La verdad fue un detalle muy bonito de su parte. Ella me dijo que no tenía una habitación extra pero que me podía quedar en un colchón inflable en su casa, a lo cual no le vi problema. Más adelante me enteré que otras personas ofrecían sus casas cobrando un precio por noche. En el caso de ella no me cobró nada.

Cuando se va acercando la fecha de tu llegada, Participate Learning te asigna un local advisor. Un local advisor es un profesor que ya lleva al menos un año con el programa y te asesora y ayuda con todos lo trámites iniciales.

La persona que me asignaron a mí se puso en contacto conmigo y me compartió el contacto de una persona que desde hace mucho años le vende autos a las personas que vienen con el programa. La ventaja de esta persona es que, al menos en ese entonces, pedía un pago inicial muy económico (la mayoría de las concesionarias te pedían al menos $1,000 y ella te los dejaba en $500) y también te ayudaba dejándote llevar el auto aún antes de que tuvieras el préstamo en el banco.

Ya con estos gastos básicos comencé a ahorrar. Mi meta era venir con $5,000. Participate Learning, y creo que algunos otros programas también lo hacen, te ofrece un préstamo de $2,000 cada año. Este dinero te lo descuentan de tu salario sin intereses. Ese año yo iba segura de aceptarlo, así que mi meta era ahorrar $3,000.

La forma más fácil de hacerlo fue vendiendo todas las cosas que tenía. Algunas personas cuando van a viajar fuera del país dejan todas sus cosas guardadas en bodegas, pero yo me conozco y sé que no me suele gustar lo mismo por mucho tiempo, así que tenía más sentido vender todo y con eso ir ahorrando.

Logré la meta que me había propuesto y creo yo que es una buena cantidad de dinero para comenzar. Obviamente si puedes ahorrar más será mejor porque no tendrás que hacer un préstamo muy alto para el auto y podrás comprar las cosas de tu casa más rápido también. Pero para lo básico, te alcanza.

Emocionalmente

Creo que este es un tema muy importante cuando uno va a vivir a otra país. Cuando te vas a vivir a otro país pasas por tres etapas: éxtasis, bajón, adaptación.

  1. Éxtasis. Esto te sucede en el primer momento que llegas. Todo es nuevo, todo es emocionante, todo parece mejor que lo que uno a dejado. Es casi que como estar de viaje. Pero ese momento del viaje, de que todo es nuevo, se va acabando. Nos vamos enfrentando a nuevas realidades que son desconocidas para nosotros, a nuevas exigencias, a cosas diferentes de hacer las cosas. Y así como no hay muerto que sea malo, empezamos a idealizar el país que dejamos atrás que generalmente es nuestro país.
  2. Bajón. Es así cuando llegamos al bajón. Todo nos empieza a parecer malo en el lugar que nos encontramos y empezamos a recordar todo como bueno en el país del que nos fuimos. Es muy normal que en este momento se presente una crisis y que muchas personas tengan ganas de regresar a sus países.
  3. Adaptación. Si sabemos tener la fortaleza y perseverar, pronto nos iremos dando cuenta que ni todo es malo aquí ni todo es bueno allá y comenzamos a apreciar las cosas buenas que hay en cada lugar, logramos a entender que el hecho de que tengamos dificultades en este lugar no significa que nos tengamos que regresar y no significa que en nuestro país no vayamos a tener dificultades.

Creo que si logramos llegar a este punto, podemos tener una visión más equilibrada de la experiencia y sacarle muchísimo más provecho.

Yo me siento afortunada porque yo ya había vivido en otros dos países anteriormente. Aunque lo haya hecho con la congregación de misiones que les mencioné en la entrada anterior, había vivido la experiencia de salir de mi país y enfrentarme a culturas completamente diferentes.

En el primer país que viví que fue México, viví todo este choque cultural. Tenía 18 años y aunque habláramos el mismo idioma y fueran dos países latinos a mí todo me parecía tan diferente. La cultura, la comida, la forma de ver la vida, los interesas, hasta los chistes. Fue un primer año para mí en el que me recuerdo sumida en una gran tristeza.

Una vez que pasé ese primer año, logré comenzar a ver lo bueno que tenía la cultura mexicana y a aprender y enriquecerme mucho más de mi experiencia. Sentí como que mi mente hubiera estado encerrada por unas montañas, unas muy hermosas que a mí me encantaban, y que de repente las hubieran derrumbado dando paso a ver un valle hermoso con muchas montañas más allá.

Siempre que alguien me pregunta por las ventajas de vivir en el extranjero y me pide que escoja la que más, esta será mi primera opción: te abre la mente.

Cuando me fui a mudar a Chile, recordé esta experiencia y me prometí a mí misma que esto no me iba a volver a pasar. Los consejos que me di fueron:

  • No llegar con prejuicios.
  • No llegar pensado que en mi país lo hacen mejor, o inclusive que yo lo hago mejor.
  • Escuchar, preguntar, conocer.
  • Tomarme las cosas con calma. No todo lo tengo que saber el primer día.
  • Y quizá el consejo más difícil… disfrutar.

Cuando llegó el momento de mudarme para Estados Unidos tenía muy claros estos consejos que me había dado a mí misma hacía mucho años y que efectivamente me habían funcionado porque ni en Chile ni en Estados Unidos llegué a vivir esta crisis que tuve en México.

Académicamente

Tengo que confesarles que académicamente no me preparé mucho. Era mi intención hacerlo. Recuerdo que le escribí a mi rector y el me puso en contacto con las que iban a ser mis compañeras de trabajo ese primer año. Fue algo muy bonito porque cada una de ella me envió un correo presentándose, contándome un poco de su vida personal y de su rol en quinto grado y de esta manera me hicieron sentir muy bienvenida.

El rector además me compartió el currículo de quinto grado y recuerdo haber entrado a mirarlo. Pero no creo que lo haya hecho más de una vez. Con todas las cosas que tenía que dejar listas más mis responsabilidades en Medellín porque seguía trabajando, no tuve tiempo.

De todas maneras con respecto a esto puedo decirles que tampoco hace falta. Una vez que llegues a los Estados Unidos recibirás una capacitación por parte del programa, después una por parte del condado y finalmente tendrás a tus compañeras para ayudarte y debo decirles que eso es lo más útil de todo.

En unas próximas entradas les iré compartiendo cómo fueron esos primeros días para ahondar mucho más en algunos temas que he tratado del día de hoy de todo el proceso de adaptación.

Si quieres saber cómo comenzó esta aventura, recuerda leer la entrada de la semana anterior:

¿Cómo comenzó mi proceso para enseñar en Estados Unidos como docente de intercambio?

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10 comentarios

  1. Que bonito cuentas todo profe, yo te agradezco que des esos detalles ya q amigas mías q están allá no cuentan nada, no comparten nada, etc. de esta manera puedo entender más sobre Pl y vivir en usa. Mil gracias

    1. ¡Claro que sí! Les compartiré más de cómo fue esa semana. En cuento el inglés, sí es muy importante que tengas un buen manejo para que te puedas comunicar con directivos, compañeros de trabajo y padres de familia.

  2. Gracias por compartir tu historia, me gustaría saber si puedes ir con hijos, o si conoces a alguien que esté allá en el programa trabajando y con hijos, me encantaría ver alguna entrevista desde esa perspectiva

  3. Hola profe, gracias por compartirnos tu historia. Quería saber si en términos económicos vale la pena ir, es decir, alcanza para vivir bien y poder enviar dinero a Colombia?

    1. Hola Tatiana, la verdad es muy relativo. El salario es de servidor público y varía dependiendo de tus años de experiencia. Pero es estándar en todo Carolina del Norte. Sin embargo, el costo de vida sí varía dependiendo de la ciudad o pueblo en el que estés. Yo estaba en un pueblo muy cercano a una de las ciudades más importantes y por eso todo era mucho más costoso, mientras que compañeras mías que quedaron en pueblos más retirados todo era más barato. Además depende de si vives sola, con pareja o con hijos, pues tendrás una entrada extra o más gastos.

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